Las percepciones sensoriales de los insectos los hacen extremadamente sensibles a muchos estímulos. Los estímulos pueden ser internos (fisiológico) o externos (medio ambiente), y las respuestas son regidas tanto por el estado fisiológico del animal como por el patrón de las vías nerviosas. Muchas de las respuestas son simples, tales como la orientación hacia o lejos del estímulo, por ejemplo, la ocultación de la luz de una cucaracha, o la atracción de las moscas carroñeras que el olor de los cadáveres.
Muchos comportamientos de los insectos, sin embargo, no son una simple cuestión de orientación sino que implican una compleja serie de respuestas. Así, los escarabajos del estiércol mastican un pedacito de estiércol, lo convierten en una bola y hacen rodar esta pelota laboriosamente hacia
donde tienen la intención de enterrarla después de poner sus huevos en el mismo; las cigarras cortan la corteza de un rama y luego ponen un huevo en cada una de las rendijas; las avispas Eumenes recogen la arcilla en forma de gránulos, los llevan a un lugar de construcción y realizan una delicada copa de arcilla, donde ponen los huevos.
Gran parte de este comportamiento es innato; sin embargo, existe un aprendizaje mucho más complicado de lo que hasta ahora se creía. Los insectos sociales son capaces de realizar la mayoría de las formas básicas de aprendizaje empleadas por los mamíferos; pero no son capaces de reorganizar sus recuerdos cuando se enfrentan a un problema nuevo.
Los insectos se comunican entre si mediante señales químicas, táctiles, visuales o auditivas. Las señales químicas más conocidas son las feromonas, sustancias secretadas por un individuo que afectan a otros. Los sonidos producidos por los insectos, como las cigarras, se han estudiado extensamente y se ha observado que tienen muchas funciones, al igual que las feromonas. Entre la comunicación por estímulos táctiles está el reconocimiento entre individuos. La bioluminiscencia, en la que participan bacterias simbiontes, como en las luciérnagas, es otra forma de comunicación.
Las hormigas, termitas, abejas y avispas, viven en grupos que están más integrados llamados sociedades. La más avanzada se puede observar en las termitas (Isóptera), y en hormigas, abejas melíferas y avispas (Himenóptera). En éstas hay comportamiento social verdadero y por eso se llaman colonias eu-sociales. Se caracterizan porque tienen:
(1) cooperación en el cuido de la cría,
(2) la presencia de uno o más grupos no reproductores (usualmente estériles),
(3) sobrelapado de generaciones.
Las colonias pre-sociales o agregaciones sólo tienen dos de las características anteriores. Y podemos encontrarlas en los Himenoptera, Blattaria, Hemiptera, Coleoptera.
Una característica distintiva de las sociedades de insectos es el polimorfismo (diferenciación de castas). Hay una división en las faenas de reproducción. Sólo algunos individuos están involucrados en la reproducción, la reina y el rey en las termitas, y la reina y los zánganos en los himenópteros. Los individuos no reproductivos u obreras, realizan una gran cantidad de labores relacionadas con la obtención de comida, construcción y mantenimiento de la estructura del nido, cuido de los inmaduros y la defensa de la colonia.
Los insectos sociales forman nuevas colonias de dos formas:
(1) enjambrando (abejas melíferas) o
(2) reproductores nuevos salen de la colonia, copulan y establecen una nueva colonia (hormigas, polilla y termitas).
Muchas sociedades de insectos tienen otros organismos que forman parte de ella, unos beneficiales, otros parásitos, otros son meros comensales. Por ejemplo algunas hormigas cultivan el hongo que es su alimento, otros como las termitas lo llevan adentro de sí y éste forma parte integral de su sistema digestivo. Otros tienen parásitos que se alimentan de la comida de la colonia, de los inmaduros de la colonia o de los adultos. Otros organismos no hacen daño alguno a la colonia o sus miembros, consumiendo los desechos de los miembros de la colonia.
Algunos como las hormigas llegan a cuidar áfidos y se alimentan de las excreciones de savia de éstos. Una actividad característica de los insectos sociales es el intercambio de alimento entre miembros de la misma colonia o trofalaxis. De esta forma las hormonas reguladoras de la colonia son compartidas por todos los miembros de la colonia, aún cuando son, y en la mayor parte de los casos es, producida por un solo individuo.
Otra actividad importante es la de poder reconocer entre miembros de la misma colonia o de otras colonias. Esta capacidad de reconocer aparenta estar influenciada por la genética de los individuos y por factores ambientales.
Una sociedad de insectos, aunque compuesta por muchos individuos, opera como un solo organismo y en ocasiones se le llama un super-organismo. Aunque las células de un organismo son de la misma
constitución genética los individuos de una colonia social no lo son. Cómo es que algunos individuos "cancelan" su reproducción y en cambio pasan su vida cuidando por otro material genético que es el que se va a reproducir es un misterio. El hecho que el eu-socialismo haya evolucionado en forma separada en los Isópteros y en varios Himenópteros sugiere que la condición de haplodiploidismo en la determinación del sexo es importante. Puede que aunque con material genético diferente haya más relación que la contemplada.
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